Nuclearis nació en 2009, como un emprendimiento del ingeniero mecánico Santiago Badrán (UTN), que diseñó y fabricó una máquina que permite automatizar y estandarizar la fabricación del «anillo de cierre», un componente crítico para el sellado del núcleo de los reactores de Atucha I y II, y una de las barreras de contención del circuito primario en los canales refrigerantes de los núcleos de los reactores de diseño alemán. En 2011, consiguió el primer contrato con Nucleoeléctrica Argentina, la empresa de propiedad estatal que opera las centrales atómicas argentinas, para abastecer de componentes mecánicos de precisión, y la relación comercial continúa hasta la actualidad. Además, trabaja en el desarrollo de ingeniería básica y de detalle para el desarrollo del Carem 25 que está fabricando la Argentina en Bariloche, donde están destacados ocho ingenieros. La compañía, cuya sede central se ubica en la localidad de Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, tiene presencia comercial en Albuquerque, Estados Unidos (2018) y Shangai, China.

El nuevo proyecto de Nuclearis es la implementación de tecnología blockchain, a partir de la plataforma RSK -dedicada al mundo de las cadenas de bloques- de la firma IOV Labs, para autenticar sus desarrollos y superar las vulnerabilidades que padece el actual sistema de trazabilidad de documentación y piezas exigido por los entes internacionales que controlan el normal funcionamiento de la industria nuclear.

Blockchain es un método de registro distribuido de datos, que permite la trazabilidad de cualquier modificación y que se considera invulnerable a un ataque informático por tener la información distribuida en toda la red de participantes.

Para qué se necesita blockchain en la industria nuclear

Dentro de una central atómica hay una multitud de piezas mecánicas que incluyen un registro documental de los procesos productivos que intervinieron en la fabricación de cada una de ellas. Esto quiere decir que cada componente mecánico tiene que estar acompañado por documentación en papel, que contiene datos como las propiedades fisicoquímicas, la información de ensayos de laboratorio sobre los materiales, las características técnicas de los procesos de manufactura, certificados de materiales, recubrimientos, tratamientos térmicos, responsables, etcétera. Y esta documentación en papel (un requisito inexcusable, lo digital no se considera) se almacena durante toda la vida útil de la pieza en «búnkeres» que resistirían cualquier tipo de incidente o catástrofe que pudiera ocurrir, para así resguardar la información allí contenida.Hoy, que ya se están construyendo centrales con una vida útil calculada en 120 años, se hace perentorio tener el mejor registro posible de cada pieza para poder rastrear su historial productivo (certificados, parámetros, calibraciones y ensayos, etcétera) en caso que ocurra una falla.

Cómo funciona un registro tipo blockchain en este caso

En la cadena productiva de Nuclearis, cada uno de los proveedores involucrados sube la documentación que debe elaborar a un sitio especial y la plataforma genera un sello criptográfico que lo identifica y lo almacena en la blockchain, haciéndolo transparente e inalterable.Luego, los operadores de dichas centrales acceden a la plataforma y pueden verificar en tiempo real la veracidad de toda la documentación que respalda cada uno de los componentes que posteriormente serán instalados dentro de la central nuclear. De esta manera se garantiza que en cada paso del proceso se hayan cumplido estrictamente todas las especificaciones técnicas y normativas exigidas, otorgando máxima confiabilidad al producto final y, en consecuencia, a la central nuclear entera. Nuclearis ha implementado la plataforma RSK, de la consultora IOV Labs (que no hace mucho compró Taringa!), para cargar cada documento en la cadena de bloques con su propio hash único. Esto permitirá a la compañía verificar que la documentación se mueve intacta con cada componente, sin interferencias, falsificaciones o modificaciones. También garantiza que los documentos no se pierdan ni se dañen por el camino.

De esta manera, la Argentina, que está a la vanguardia en lo que a industria nuclear se refiere, se convirtió en el primer país en producir componentes mecánicos bajo trazabilidad blockchain (industria en la que también la Argentina es punta de lanza) y, al mismo tiempo, la central nuclear Atucha es el primer reactor en instalar esos elementos en su núcleo. «Nuestra plataforma fue implementada hace algunas semanas y ya está siendo utilizada por proveedores de Nuclearis tanto en Alemania como en la Argentina. Al mismo tiempo, recibimos consultas de empresas nucleares de Rusia y Estados Unidos interesadas en conocer más detalles de nuestro desarrollo», cuenta Badrán.

Fuente:
https://nuclearistrack.com/