Empresas de todo el mundo ofrecen productos gratuitos para acceder a datos de combate en tiempo real. El gobierno de Ucrania quiere conservar este recurso para su propia industria emergente de defensa.

Con gorra de béisbol y lentes de montura gruesa y negra, Cameron Chell es a la vez consultor independiente de defensa y directivo en la industria tecnológica. Su compañía, Draganfly, solía trabajar principalmente con los servicios de emergencia de Estados Unidos, vendiéndoles drones y el software que los acompañaba para transportar equipos médicos o grabar accidentes de tráfico desde el aire. Pero desde el pasado mes de febrero, el canadiense reorientó su negocio hacia un mercado situado a unos 13,000 kilómetros de distancia: Ucrania.

Actualmente hay 40 drones de Draganfly en Ucrania, destinados a misiones de búsqueda y rescate en edificios bombardeados, detección de minas terrestres y otras tareas militares que Chell no quiere detallar. La empresa ha ofrecido su tecnología a las Fuerzas Aéreas de Ucrania, al Ministerio de Defensa y a la iniciativa de recaudación de fondos del Presidente Volodomyr Zelenskyy, United24. “No existe una rama del gobierno con la que no hayamos trabajado o interactuado de alguna manera”. A veces recibe mensajes de contactos ucranianos, diciendo que el amigo de un amigo necesita un dron para su unidad y solicitando su ayuda. Draganfly acepta, por supuesto, a cambio de una tarifa reducida.

Desde que Rusia invadió Ucrania, no ha dejado de llegar asistencia militar. Estados Unidos aportó 39,000 millones de dólares desde el inicio de la guerra, el Reino Unido 37,300 millones y la Unión Europea 12,000 millones. Chell y su compañía forman parte de la avalancha de empresas tecnológicas internacionales que se apresuran a entrar en el país para intentar beneficiarse. Al negocio le ha ido tan bien que ya abrió una oficina en Ucrania con cuatro empleados de tiempo completo. Pero Draganfly opera allí no solo para apoyar la causa o recaudar dinero. También lo hace por los datos.

El negocio de la recolección de información durante la guerra en Ucrania

La guerra en Ucrania representa una oportunidad sin precedentes para las compañías de tecnología militar. La magnitud de los combates y el gran número de sistemas de armamento y sensores de alta tecnología empleados han generado una enorme cantidad de información sobre cómo se libran las batallas y cómo se comportan las personas y las máquinas en combate. Para las empresas que quieren construir la próxima generación de armas o entrenar sistemas que serán útiles en futuros conflictos, se trata de un recurso de valor incalculable.

“Todos podrían tener el mismo motor de inteligencia artificial. El único factor diferenciador ahora es la calidad de los datos con los que se cuenta”, señala Chell. “Es absolutamente importante asegurarse de que son tus sensores los que recopilan la información y la introducen en el software. Estar presente es más relevante que nunca”.

Existe una vieja frase cliché, muy ridiculizada, que afirma que los datos son el “nuevo petróleo”, no solo por su valor en dinero, sino por la forma en que impulsarán gran parte de la economía del futuro. Al igual que los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT de OpenAI, que se entrenan con cientos de miles de millones de palabras, los productos de inteligencia artificial del sector de la defensa militar también tienen que alimentarse con vastas cantidades de información. Una empresa que vende drones capaces de identificar tanques de forma autónoma, por ejemplo, necesita entrenar su software con un gran número de imágenes: tanques camuflados, ocultos entre los arbustos o sumergidos en el barro. Tiene que ser capaz de reconocer la diferencia entre un tanque militar y un tractor civil, así como el tipo de vehículo que está viendo, para distinguir al amigo del enemigo. Para una compañía como Draganfly, que comercializa drones con software de detección de minas terrestres, el personal tiene que entrenar su IA con miles de imágenes, para que su sistema diferencie entre una formación rocosa y una mina moderna.