Wolfsburgo, la cuna de Volkswagen en Alemania, es sede del autostadt, donde dos torres de vidrio de 400 metros de altura albergan 800 autos nuevos y un sistema robotizado los mueve para entregárselos a los compradores; en el parque, además, funciona el museo de autos más grande del mundo.

Wolfsburgo – Cualquier amante de los “fierros” no puede dejar de visitar Wolfsburgo, la ciudad alemana creada en el siglo XX y famosa por su protagonismo en el desarrollo económico de Alemania.

Conocida como el Disney de los autos, en la ciudad de los lobos –Wolfsburgo, en alemán- viven más de 120.000 habitantes y más de la mitad de ellos trabajan en el autostadt, una pequeña ciudad dentro de otra creada de la nada por el grupo Volkswagen hace 80 años para albergar al coche del pueblo, el popular “Escarabajo”, del que se vendieron 20 millones en la historia.

En Wolfsburgo, Volkswagen hasta es dueño del equipo de futbol de la marca, el VfL-Wolfsburg, que juega en la Bundesliga y tiene su estadio en la propia ciudad conocido como el VW-Arena.

Paisaje imperdible, amplios parques, una estación de tren, edificios vidriados que se multiplican, lagunas y río. Cuando uno ingresa al autostadt siente que ingresa a una especie de postal donde nada queda librado al azar. Allí, además, funciona la planta de producción de autos más grande del mundo, donde se fabrican cerca de 2500 unidades por día en un predio que ocupa 28 hectáreas, tiene seis millones y medio de metros cuadrados -el equivalente a la superficie de Gibraltar- y 60 kilómetros de vías en las que se transportan los autos. Los caminos que conectan los diferentes sectores de la mini ciudad suman 75 kilómetros.

A 230 kilómetros de Berlín e inaugurado en junio de 2000, el gran parque temático imperdible para los fanáticos de los autos alberga la colección de autos más grande del mundo en el museo ZeitHaus (La casa del tiempo) con alrededor de 260 hitos automotrices de más de 60 fabricantes. Es decir, no solo se muestran los modelos emblemáticos del grupo alemán sino también de otras marcas como Mercedes-Benz, Ford y Citroën, por nombrar algunos.

También tiene tres áreas de exposición de 800 metros cuadrados dedicados al futuro del transporte, en donde ya se anticipa como será “el futuro del movimiento”. En el hall de ingreso, una escultura con forma de mundo colgada del techo y cuatro toneladas y media de peso impacta por su tamaño.

Quienes lo viven aseguran que la experiencia es única. Los fanáticos de la marca que se compran algunos de los modelos fabricados por el grupo pueden retirar su auto nuevo tras hospedarse en el Ritz de seis estrellas que funciona dentro del propio autostat y ser, literal, el primero en manejar el auto recién comprado ya que sistemas robotizados con enormes pinzas son los que se encargan de mover los autos. Se entregan 400 coches al día.

En el Disney de los autos también está Cardiad, la empresa de software automotriz del Grupo alemán creada en 2020 en la que trabajan más de 6500 expertos que, entre otros desarrollos, son los responsables de los sistemas de asistencia al conductor. Uno de los focos del plan de inversión de 180.000 millones de euros entre 2023 y 2027 anunciado por el grupo que hace pocos días sorprendió con la presentación de ID2.all, un eléctrico que venderá por menos de 35.000 euros.

El castillo de Wolfsburgo, la construcción barroca creada en 1302, la Galería de Bellas Artes y el Parque acuático Badeland son otros de los atractivos de los que pueden disfrutar los visitantes que se sumerjan en una ciudad distinta.