Autómatas creados para desempeñar roles como docente, odontólogo, maquillador, cosechador, cocinero. Cómo son estos desarrollos y qué rol van a cumplir en el mediano y largo plazo

El vertiginoso avance de la inteligencia artificial impacta de lleno en el mercado laboral. Más allá de las tareas que se automatizan de principio a fin, están surgiendo soluciones que directamente tienen la capacidad de realizar múltiples consignas que solían ser propias de los profesionales humanos.

Por ejemplo, hace unos meses se presentó Iris, la primera profesora-robot, que da clases en un colegio secundario de la India. Entre otros detalles, usa inteligencia artificial generativa para convertir voz en texto y viceversa, permitiéndole interactuar con los estudiantes en tres idiomas diferentes.

Más recientemente se presentó el primer dentista-robot totalmente automático, que realiza procedimientos ocho veces más rápido de lo que un dentista humano podría hacerlo. El sistema, construido por la empresa Perceptive, utiliza un escáner volumétrico 3D portátil que, mediante tomografía de coherencia óptica (OCT), crea un modelo 3D detallado de la boca, incluidos los dientes, las encías e incluso los nervios debajo de la superficie dental.

“Dado que el robot Da Vinci, que se utiliza para cirugías de cáncer de próstata, riñón y vejiga, entre otros, existe desde hace años, era de esperar que algún momento apareciera un dispositivo similar, pero para el ámbito de la odontología”, explica el odontólogo Ariel Merino. Y agrega: “Particularmente le doy la bienvenida a estos avances porque nos suma precisión. Cuando llegue a los consultorios, nos ayudará a los profesionales a ser más eficaces y a disminuir los errores humanos”.

Si bien él reconoce que hay colegas que lo consideran como una amenaza o que sienten resistencia a los cambios, Merino señala que estos robots son complemento del humano: “Lo que noto en el consultorio es que los pacientes confían más en los profesionales que usan tecnología y son más innovadores”.

Dentro de la industria del agro la tendencia es la misma. Por caso, acaba de presentarse el recolector de tomates-robot, desarrollados por las firmas Certhon y DENSO. El robot, llamado Artemy, comenzó a funcionar en agosto luego de varios años de desarrollo con el objetivo de lograr una reducción de mano de obra del 40 al 50% de mano de obra humana.

Artemy cosechará tomates cherry, que es el enfoque actual. Teniendo en cuenta la logística, el robot necesita 26,5 segundos por racimo. Sin acciones logísticas, como el cambio de ruta o la logística de las cajas, la velocidad aumenta a 22 segundos por racimo. Una persona puede trabajar más rápido y cosechar 90 kilogramos diarios, pero como los seres humanos no trabajan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, la productividad del robot es muy superior. En tal sentido, según los cálculos del fabricante del robot, la compra del robot se amortiza para el agricultor en un plazo de cinco años.